Instrucciones
para llorar
Instrucciones para
llorar. Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera
correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en
el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe
semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción
general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas
y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el
momento en que uno se suena enérgicamente.
Para llorar, dirija
la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por
haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en
un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de
Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se
tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma
hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la
cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del
llanto, tres minutos.
Instrucciones
para subir una escalera
Nadie
habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de
manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del
suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano,
para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en
espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables.
Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes
verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está
en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos
peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto
más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la
escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá
más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta
baja a un primer piso.
Las escaleras se
suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan
particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse
de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no
tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente
superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para
subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo
situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza,
y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón.
Puesta en el primer
peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la
parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no
ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura
del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño,
con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará
el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles,
hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre
entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese
especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta
forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los
movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de
ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su
sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
Julio Cortázar