martes, 5 de febrero de 2019

TEATRO POSTERIOR A 1939. 2º BACH


TEATRO POSTERIOR A 1939. AUTORES, TENDENCIAS Y OBRAS

La guerra civil española marcó el desarrollo de la literatura en España. El panorama teatral de la posguerra está marcada por la muerte o el exilio de los principales dramaturgos del primer tercio del siglo XX (Lorca, Valle-Inclán, Max Aub…). La censura dominaba y las presiones ideológicas eran fuertes. Esta situación va evolucionando a lo largo de los cuarenta años de la dictadura y cambia sustancialmente a partir de la democracia.
En la década de los años 40, la denominada inmediata posguerra, el público demandaba un teatro sin grandes pretensiones y rechazaba las innovaciones formales. Los empresarios teatrales no se arriesgaban y se limitaban a poner en escena las obras que satisfacían las exigencias del público. Entre todas las corrientes cabe destacar el TEATRO COMERCIAL, donde se enmarcan obras costumbristas ambientadas en el pasado. Tiene éxito el sainete y otras pequeñas obras cómicas. También son frecuentes las representaciones de dramas históricos o comedias del Siglo de Oro, incluso traducciones de obras extranjeras como Pirandello, Tennessee Williams, etc. Además, se encuentran los DRAMAS BURGUESES, comedias de evasión con grandes dosis de humor que tienen como objetivo entretener al público y tratan temas como el matrimonio, el hogar… Los autores más representativos son José María Pemán, Joaquín Calvo Sotelo, Edgar Neville y Benavente, hasta su fallecimiento.
Por otro lado, en el TEATRO DEL HUMOR los dos grandes autores de esta época son Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura, dos incomprendidos en su época. Jardiel Poncela crea comicidad a partir de lo inverosímil, se trata de un teatro que tiene mucho que ver con la corriente europea denominada “teatro del absurdo”. Sus obras más importantes son Un marido de ida y vuelta, Eloísa está debajo de un almendro y Cuatro corazones con freno y marcha atrás. El público tampoco entendió el humor de Mihura porque esconde una crítica a los hábitos y costumbres burguesas. Su obra Tres sombreros de copa fue escrita antes de la guerra civil, pero no fue estrenada hasta mucho después. Mihura ve que sus obras no tienen éxito y opta por un tipo de teatro al gusto del público. Escribe entonces obras como Melocotón en almíbar, Maribel y la extraña familia y Ninette y un señor de Murcia.
Hay que mencionar también las obras de los dramaturgos en el exilio, como Rafael Alberti, Pedro Salinas, Max Aub y Alejandro Casona (La dama del alba).
En la década de los 50 se inició una leve apertura del régimen franquista, lo cual permite algunas novedades. La corriente dominante en esta época es el realismo. Los temas de estas obras ponen de manifiesto problemas y desigualdades sociales, así como la falta de humanidad que se deriva de ellos. Destacan autores como Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte), Lauro Olmo (La camisa) y, sobre todo, Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera, La fundación). Muchos de ellos no llegan estrenar sus obras. Sus dramas realistas se caracterizan por reflejar temas humanos y universales.
Es en la década de los 60 cuando hay un creciente interés por las novedades que provienen del extranjero: el teatro del absurdo, el teatro épico de Bertoldt Brecht, el teatro underground… Poco a poco la escena española va cobrando un papel importante en Europa. Surgen compañías de teatro independiente, heredero del teatro universitario, que realizan obras de gran calidad fuera de los círculos habituales del teatro comercial. Los grupos con más éxito son Els Joglars, Dagoll Dagom, Tábano, TEI (Teatro Experimental Independiente) o La cuadra. Al mismo tiempo siguen escribiendo autores, de forma individual, como Francisco Nieva y Fernando Arrabal. Son muy críticos, originales y nada dispuestos a hacer concesiones al público. Francisco Nieva innova con su teatro furioso (Pelo de tormenta) y Fernando Arrabal, con su teatro pánico, que incluye elementos del teatro del absurdo (Pic nic, El cementerio de automóviles). Los herederos de la comedia burguesa escriben un teatro de evasión, como Alfonso Paso.
En los años 80 estaca la corriente del teatro neorrealista, cuyos escritores provienen del mundo del teatro y, por ello, poseen un gran dominio de las artes escénicas: Antonio Gala (Anillos para una dama), José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro, La estanquera de Vallecas), Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano) y José Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!).
El panorama del teatro español en los últimos años del siglo XX y principios del XXI es heterogéneo: aparecen nuevos autores, como Juan Mayorga o Helena Pimenta, a la par que se recuperan obras de grandes figuras del pasado, como Lorca y Valle-Inclán, o de los dramaturgos de los Siglos de Oro en los montajes de la Compañía de Teatro Clásico. En la actualidad, existen nuevas corrientes que están ganándose la valoración del público: los monólogos de humor, los musicales, el microteatro...