lunes, 17 de diciembre de 2018

VALORACIÓN CRÍTICA "LA CASA DE BERNARDA ALBA". 2ºBACH


PROPUESTA DE VALORACIÓN CRÍTICA DE "LA CASA DE BERNARDA ALBA"

“La casa de Bernarda Alba” es una obra dramática escrita en 1936 por Federico García Lorca. Es la última que escribió antes de ser asesinado en agosto de 1936, al comienzo de la Guerra civil española. Pertenece la etapa de madurez del autor, en la que creó sus grandes obras, entre las que se encuentran dos tragedias rurales: “Bodas de sangre” y “Yerma”; y dos dramas: “Doña Rosita la soltera” y “La casa de Bernarda Alba”, que no fue hasta 1945 y en Buenos Aires cuando se publicó y estrenó por primera vez.
El estallido de la Guerra civil produjo una ruptura en la trayectoria literaria de los autores de la conocida como Generación del 27, en la que se enmarca García Lorca. Miembros destacados de este grupo, como Salinas, Alberti, M. Hernández, Valle-Inclán y el propio Lorca, contribuyeron a la renovación de la escena española gracias al acercamiento del teatro a la clases populares, la exploración de nuevas técnicas inspiradas en las vanguardias y la depuración del “teatro poético” que triunfaba en las salas comerciales y que respondía a las expectativas y gustos del público burgués, manteniendo las formas estéticas tradicionales de finales del s. XIX. Lorca se inclina, en los últimos años de su vida, por una fórmula dramática con la que logra la expresión desnuda de las grandes pasiones humanas, denunciando, entre otros temas, la opresión de la mujer en la sociedad.
”La casa de Bernarda Alba”, que lleva por subtítulo “Drama de mujeres en los pueblos de España”, plantea la oposición entre el poder y la libertad. La protagonista, Bernarda, representa el ansia de dominio, del que son víctimas quienes conviven con ella y, particularmente, sus cinco hijas, a las que obliga a guardar un severo luto tras la muerte de su marido, y a las que impone unas rígidas normas de conducta asentadas en unos principios tan conservadores como las apariencias, la represión del instituto sexual, el clasismo y los roles de género. Este carácter autoritario, simbolizado por el bastón que lleva consigo, se manifiesta en todos sus gestos y actitudes, entroncando con la rebeldía impulsada por el ansia de libertad de María Josefa, la madre de Bernarda; y la pasión sexual de Martirio y, sobre todo, de Adela, la hija menor. Pero el poder de Bernarda es tal que cualquier intento de perturbar el orden establecido está condenado al fracaso y a la destrucción de quien lo promueve: el resultado es la locura para María Josefa, y la muerte, para Adela.
El lenguaje empleado por Lorca en la obra combina las expresiones más poéticas, el simbolismo y los elementos sensoriales -el color verde del vestido de Adela, que augura su muerte; la ausencia de ríos en el pueblo como muestra de ausencia de vitalidad, la presencia del caballo como símbolo de virilidad...-, con diálogos que reproducen de forma verosímil el registro coloquial de las relaciones familiares – brevedad y fluidez de las conversaciones, oraciones sin terminar, vulgarismos…- y la hostilidad existente entre los personajes.
Es llamativo el carácter circular de la obra -dividida en tres actos-, que comienza y termina con una muerte y la imposición de silencio por parte de Bernarda, el carácter opresivo del espacio cerrado de la casa, donde transcurre toda la acción; y la importancia de la figura masculina -Pepe el Romano-, que no aparece en escena en ningún momento pero tiene un papel de catalizador de la historia.